El narrador describe la pacifica vida que tenían él y su hermana Irene en una casa que cuidaron desde siempre. Ellos tenían una vida rutinaria. En las mañanas muy temprano comenzaban el día con la limpieza y como era una casa muy grande esto les tomaba un tiempo, luego de acabar todas las labores del hogar como cocinar, el narrador nos cuenta que su hermana Irene invertía muchas horas en el tejido y mientras ella hacia eso él se dedicaba a leer, en el especial literatura francesa, de la cual él se pronunciaba fanático. 
El narrador nos cuenta también sobre sonidos extraños que se oyen en la casa, sin embargo esto no les afecta en su rutina hasta que unos intrusos toman una parte de la casa obligándolos a vivir en el lado opuesto de la casa. Ellos siguen con su rutina, hasta que otra repentina noche los intrusos toman el lado de la casa en que ellos viven.
El cuento acaba con los hermanos yéndose de la casa y tirando la única llave que daba acceso a esta, para que ningún desdichado entre nuevamente en esa casa tomada.